miércoles, 7 de mayo de 2014

La necesidad de congregarse

"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18:19-20)
Promesa de Nuestro Señor Jesucristo para los que se congregan en Su nombre. Porque el congregarse es una orden del Señor (Hebreos 10:24-25).
Esta entrada la dedico especialmente a aquel cristiano cuyo entorno le desalienta a congregarse, ya sea por ser el único cristiano de su familia o su casa, o que está enfrentando la adversidad, o vive luchas relacionadas entre elegir obedecer a Dios o a los hombres. Personalmente considero que familias completas que son cristianas y cumplen con los mandatos del Señor en conjunto, viven una gran bendición en este sentido, y se encuentran a salvo de este tipo de lucha (aunque lamentablemente hay excepciones...), al ser en sí mismas pequeñas congregaciones que permiten que el Espíritu de Dios se mueva en ellas, y les inste a ser parte activa de la Iglesia Universal de Cristo* al someterse a un pastor que los guíe en la Palabra de Dios.
Esto es particularmente difícil para aquel que es el único cristiano de su casa que desea someterse a la Palabra, pues encontrará adversidades aun en su familia, que pueden incluso volverle la espalda. Pero Jesucristo ya había anunciado que iba a ser causa de división (Mateo 10:34-39; Lucas 12:49-53, 14:26-27). Y vaya que lo es; es marcada la división entre creyentes e incrédulos: mientras los creyentes se dejan guiar por el Espíritu Santo que los guía a toda verdad (Juan 16:13) y son usados para traer más almas a los pies de Cristo, los incrédulos están -incluso sin saberlo o declaren lo contrario- bajo la influencia de Satanás, el que anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8), recurriendo a las más diversas estrategias para lograr enfriar la relación de un creyente con Cristo (de las cuales podré hablar en otra entrada). Pero Cristo ya le venció en la cruz.
Volviendo al tema, es importante y necesario congregarse. Hay que tener en cuenta algunas premisas fundamentales:
- Jesucristo está presente entre dos o tres congregados en Su nombre.
- Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 
- Por lo anterior, hay que evitar caer en la costumbre de no congregarse (Hebreos 10:25).

Congregarse es bueno porque:
- Uno aprende a ser guiado por el Espíritu Santo (Romanos 8:14), para crecer en el conocimiento, el entendimiento y el poner por obra la Palabra de Dios.
- Se aprende a vivir en comunión con la hermandad (Salmo 133:1).
- Se adquiere preparación para la batalla espiritual, que a fin de cuentas es resistir al diablo (Santiago 4:7). Pues si no nos congregáramos, ¿cómo aprenderemos a resistirle?
- Se agrada a Dios, y se ignora el deseo de la carne por las cosas terrenales, al buscar las cosas espirituales. Porque es muy importante buscar la comunión de Dios, y las cosas de arriba.
- Y muy importante también, ¡allí está Cristo! Él mismo lo prometió: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Todo esto se pierde al dejar de congregarse; por algo dijo alguna vez dijo David: "Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad." (Salmo 84:10). ¡Es mejor estar dentro que fuera!

Así que, hermanos, si hay personas o situaciones adversas que instan a dejar de congregarse, no importa, congréguense igual, porque en ello tienen el apoyo de Jesucristo, el que venció al mundo. Y si alguien llega y dice "Dios es omnipresente y omnisciente; no me es necesario asistir a la congregación para alabarle a Él" ¡cuidado! porque la misma Escritura que declara la omnipresencia y omnisciencia de Dios (Salmo 139), declara también que es mejor estar en Sus atrios, y el que se justifica con la omnipresencia de Dios para no congregarse, está torciendo la Escritura, y cayendo en la costumbre mencionada en Hebreos 10:25.

¡Bendiciones a todos!

*Nota: Cuando hablo de Iglesia Universal de Cristo, me refiero a toda la hermandad de creyentes genuinos extendidos por todo el mundo, la cual es llamada también la Esposa, o el Cuerpo de Cristo, que día a día le sirven a Cristo como Señor y Salvador. Esto lo digo porque conozco la "Corporación Iglesia Universal de Cristo", denominación cristiana de sana doctrina cuyas autoridades instan a los creyentes a seguir a Cristo, a velar, buscar la santidad bíblica y el guardar celosamente la Palabra de Dios bajo el principio de la Sola Scriptura. Por lo que alguien que se congrega en esta denominación y es un creyente genuino (saludos en Cristo para los hermanos de allá), es tan miembro del Cuerpo de Cristo como un creyente genuino de cualquier otra denominación cristiana guiada por la Palabra. No me refiero a la Iglesia Católica Romana debido a su particular visión del cristianismo mezclado con tradiciones humanas, ni a la tristemente célebre Iglesia Universal del Reino de Dios, uno de los bastiones del "Evangelio de la Prosperidad".

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