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jueves, 16 de junio de 2016

La manada pequeña

"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." (Lucas 12:32)
Después de un larguísimo receso, vuelvo a retomar lo que un día dejé de lado, para continuar hasta el fin. Y lo hago con un tema bien polémico, se trata más o menos de describir un perfil acerca de quién verdaderamente sigue a Cristo, y por ende, es salvo. (Actualización: Pensaba retomar mi blog con esta entrada, pero la he tenido que redactar de nuevo debido a que en un principio la había publicado, pero no sé cómo volvió a borrador y además se borró todo lo que había escrito).

La frase "manada pequeña" dice tan poco en el contexto, ¡pero a la vez dice mucho! El contexto nos dice que Jesús nos advierte acerca de la avaricia y el afán por las riquezas, y que en vez de eso, mejor nos ofrece depositar nuestra confianza en Dios Padre. Sin embargo me voy a centrar en la frase mencionada: "manada pequeña". ¡Es que desde que nació el cristianismo, el grupo de cristianos verdaderos ha sido todo el tiempo pequeño en comparación con la población mundial! Si a lo largo de la historia de la humanidad pudiéramos contar a los que han servido a Cristo, nos parecerían muchos en número; pero así y todo serían pocos en comparación con el resto de la humanidad no cristiana, entre éstos incluyo a muchos que dicen (o dijeron) ser cristianos, y que hoy están en el infierno. 


Según esta estadística, que data del 2012, el 31,5% de la población mundial declara ser cristiana (entendiéndose como parte de la "cristiandad", que se define como el conjunto de religiones que dicen ser cristianas; lo que no es lo mismo que "cristianismo"). Aunque se trata de una cifra del momento, creo que esta cifra no ha variado mucho a día de hoy. Obviamente el resto de la población no se declara cristiana, lo que haría de la "cristiandad" en sí un grupo minoritario, una especie de "manada pequeña" frente a la suma de quienes profesan religiones no "cristianas". Pero...

La misma fuente hace referencia a una estadística anterior, publicada en 2011. Ésta señala que el 50% de la cristiandad se declara católica, lo cual hace que el catolicismo romano no califique como "manada pequeña" (además los católicos creen erróneamente que Dios está con ellos por ser un grupo mayoritario). El resto se divide en protestantes, ortodoxia oriental y otros grupos, como el mormonismo, los testigos contra Jehová y sectas pseudocristianas. Cada uno de estos grupos por separado podría calificar como "manada pequeña"... pero es que los mormones y testigos Russellistas profesan doctrinas nada sanas... y la doctrina ortodoxa es muy similar a la católica...

En el citado estudio, bajo el protestantismo están englobados, entre otros, los provenientes de grupos disidentes a la ICR/IOO, previos a la Reforma y perseguidos en su tiempo por el catolicismo; grupos originados en la Reforma, movimientos posteriores como el pentecostalismo, e iglesias independientes. Pero es que en este estudio también se incluyó al movimiento adventista...

Hasta aquí llega la estadística, y lo que diga ahora pasa al terreno de la especulación. Pero sería posible decir que, exceptuando el adventismo, todas las denominaciones de sana doctrina se podrían ubicar dentro del protestantismo; pero no todos los grupos protestantes predican sana doctrina. Esto porque muchos grupos, de una u otra manera, han dejado de abrazar la verdad bíblica, y por tanto, han apostatado de la fe: caen por el ecumenismo, la corrupción pastoral, las disputas internas, el sectarismo, el egoísmo, la codicia, la infiltración camuflada de doctrinas antibíblicas, la falta de firmeza o permisividad, interacción con la política, el afán de agradar al hombre dejando de lado la enseñanza escritural, apostolitis, evangelio de la prosperidad, en fin, cualquier forma de dar lugar al enemigo de nuestras almas aunque sea un poco. Por lo que nos quedamos con las iglesias de sana doctrina que predican santidad y salvación con base bíblica, las cuales en su conjunto serían una "manada pequeña" con respecto al resto. Pero hay más...

Recordemos que cada iglesia se compone de hombres y mujeres, y es en este instancia en la que se podría aplicar la parábola de las diez vírgenes. Por lo que se podría decir que la mitad de los congregantes del conjunto de iglesias de sana doctrina está haciendo cualquier cosa menos velar ante la inminente llegada del Señor, como las vírgenes insensatas; lo contrario a la otra mitad que está preparada y vela día a día por mantenerse en santidad y llena del Espíritu Santo. Por lo que esta sí que vendría siendo verdaderamente la manada pequeña que busca al Señor día y noche; es realmente un grupo muy minoritario comparado al grupo que no es parte de la manada pequeña, y vuelvo a decir que desde el principio ha sido así. Y precisamente esta manada pequeña practica, entre otras cosas, lo señalado en el contexto del versículo que encabeza esta entrada.

Con todo, puedo decir que la misericordia de Dios es tan grande, que puede que encontremos creyentes genuinos en denominaciones que no practican la sana doctrina, o que incluso los encontremos en el catolicismo, o en las sectas. Pero el que empieza de verdad a creer en Dios, ha de darse cuenta tan pronto como sea posible de la falsedad de la enseñanza de las mencionadas, por lo que se verá instado a salir de ahí para no poner en riesgo su salvación. Y por otro lado, asistir a una iglesia donde se practique la sana doctrina, si bien garantiza el conocimiento de los temas bíblicos, no garantiza en ningún caso la salvación, LA CUAL LLEGA SÓLO AL MOMENTO DE ACEPTAR AL SEÑOR JESUCRISTO EN EL CORAZÓN, al confesarle como Señor y Salvador, y estar dispuesto a morir al pecado y vivir para Cristo.

miércoles, 7 de mayo de 2014

La necesidad de congregarse

"Otra vez os digo, que si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos." (Mateo 18:19-20)
Promesa de Nuestro Señor Jesucristo para los que se congregan en Su nombre. Porque el congregarse es una orden del Señor (Hebreos 10:24-25).
Esta entrada la dedico especialmente a aquel cristiano cuyo entorno le desalienta a congregarse, ya sea por ser el único cristiano de su familia o su casa, o que está enfrentando la adversidad, o vive luchas relacionadas entre elegir obedecer a Dios o a los hombres. Personalmente considero que familias completas que son cristianas y cumplen con los mandatos del Señor en conjunto, viven una gran bendición en este sentido, y se encuentran a salvo de este tipo de lucha (aunque lamentablemente hay excepciones...), al ser en sí mismas pequeñas congregaciones que permiten que el Espíritu de Dios se mueva en ellas, y les inste a ser parte activa de la Iglesia Universal de Cristo* al someterse a un pastor que los guíe en la Palabra de Dios.
Esto es particularmente difícil para aquel que es el único cristiano de su casa que desea someterse a la Palabra, pues encontrará adversidades aun en su familia, que pueden incluso volverle la espalda. Pero Jesucristo ya había anunciado que iba a ser causa de división (Mateo 10:34-39; Lucas 12:49-53, 14:26-27). Y vaya que lo es; es marcada la división entre creyentes e incrédulos: mientras los creyentes se dejan guiar por el Espíritu Santo que los guía a toda verdad (Juan 16:13) y son usados para traer más almas a los pies de Cristo, los incrédulos están -incluso sin saberlo o declaren lo contrario- bajo la influencia de Satanás, el que anda como león rugiente buscando a quien devorar (1 Pedro 5:8), recurriendo a las más diversas estrategias para lograr enfriar la relación de un creyente con Cristo (de las cuales podré hablar en otra entrada). Pero Cristo ya le venció en la cruz.
Volviendo al tema, es importante y necesario congregarse. Hay que tener en cuenta algunas premisas fundamentales:
- Jesucristo está presente entre dos o tres congregados en Su nombre.
- Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. 
- Por lo anterior, hay que evitar caer en la costumbre de no congregarse (Hebreos 10:25).

Congregarse es bueno porque:
- Uno aprende a ser guiado por el Espíritu Santo (Romanos 8:14), para crecer en el conocimiento, el entendimiento y el poner por obra la Palabra de Dios.
- Se aprende a vivir en comunión con la hermandad (Salmo 133:1).
- Se adquiere preparación para la batalla espiritual, que a fin de cuentas es resistir al diablo (Santiago 4:7). Pues si no nos congregáramos, ¿cómo aprenderemos a resistirle?
- Se agrada a Dios, y se ignora el deseo de la carne por las cosas terrenales, al buscar las cosas espirituales. Porque es muy importante buscar la comunión de Dios, y las cosas de arriba.
- Y muy importante también, ¡allí está Cristo! Él mismo lo prometió: "Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos".

Todo esto se pierde al dejar de congregarse; por algo dijo alguna vez dijo David: "Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, Que habitar en las moradas de maldad." (Salmo 84:10). ¡Es mejor estar dentro que fuera!

Así que, hermanos, si hay personas o situaciones adversas que instan a dejar de congregarse, no importa, congréguense igual, porque en ello tienen el apoyo de Jesucristo, el que venció al mundo. Y si alguien llega y dice "Dios es omnipresente y omnisciente; no me es necesario asistir a la congregación para alabarle a Él" ¡cuidado! porque la misma Escritura que declara la omnipresencia y omnisciencia de Dios (Salmo 139), declara también que es mejor estar en Sus atrios, y el que se justifica con la omnipresencia de Dios para no congregarse, está torciendo la Escritura, y cayendo en la costumbre mencionada en Hebreos 10:25.

¡Bendiciones a todos!

*Nota: Cuando hablo de Iglesia Universal de Cristo, me refiero a toda la hermandad de creyentes genuinos extendidos por todo el mundo, la cual es llamada también la Esposa, o el Cuerpo de Cristo, que día a día le sirven a Cristo como Señor y Salvador. Esto lo digo porque conozco la "Corporación Iglesia Universal de Cristo", denominación cristiana de sana doctrina cuyas autoridades instan a los creyentes a seguir a Cristo, a velar, buscar la santidad bíblica y el guardar celosamente la Palabra de Dios bajo el principio de la Sola Scriptura. Por lo que alguien que se congrega en esta denominación y es un creyente genuino (saludos en Cristo para los hermanos de allá), es tan miembro del Cuerpo de Cristo como un creyente genuino de cualquier otra denominación cristiana guiada por la Palabra. No me refiero a la Iglesia Católica Romana debido a su particular visión del cristianismo mezclado con tradiciones humanas, ni a la tristemente célebre Iglesia Universal del Reino de Dios, uno de los bastiones del "Evangelio de la Prosperidad".