miércoles, 29 de junio de 2016

Acerca de un comentario de la Dra. Polo

"Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras." (1 Tesalonicenses 4:15-18)

No hace mucho me enteré de este comentario de la Dra. Ana María Polo:



¿Qué puedo decir a esto?: Dra. Polo: Tiene razón. La iglesia de Cristo desaparecerá de la faz de la tierra por no aceptar a los homosexuales.

Está decretado por Dios que la iglesia desaparezca de la tierra en algún momento muy cercano, Pero... No será por un acto condenatorio como lo plantea esta jueza, sino que será como recompensa para los que lucharon, y luchan, por mantenerse en la santidad que Cristo otorga, con el fin de vivir eternamente con el Señor. Porque una iglesia que se mantiene en santidad bajo los parámetros puramente bíblicos, y llena del Espíritu Santo, de ninguna manera va a aceptar, entre otras cosas, la doctrina pro homosexual. (Aclaro que una iglesia en santidad puede recibir a un homosexual que esté dispuesto a servir al Señor y dejar de ser homosexual; pero lo que es muy distinto, y lo que Dios no tolera, es admitir a un homosexual que alardea de su condición y que pretende que la iglesia deje de advertir sobre el pecado de la homosexualidad).

Cuando Jesús dijo que las puertas del Hades no prevalecerán contra su iglesia, lo dijo en serio. Ni el diablo, ni sus huestes ni la humanidad impía han podido acabar con la iglesia de Cristo. No ha podido la apostasía del cristianismo naciente, que hoy está más desatada que nunca. No han podido las persecuciones, ni las disputas internas. No han podido las guerras. No pudo el imperio romano, ni ha podido el catolicismo romano (que hereda el poder imperial). No pudieron las disputas entre grupos protestantes. No ha podido el islam, no han podido las religiones de falsa profecía, ni tampoco los regímenes ateístas, ni tampoco el ecumenismo ni la nueva era ni las religiones orientales. Entonces menos va a desaparecer por decreto del activismo de grupos cuya forma de actuar se opone abiertamente a lo propuesto en las Escrituras. Pero, así y todo, la iglesia de Cristo está a punto de desaparecer de la tierra. Y sólo Dios la hará desaparecer. Y cuando eso ocurra, será el principio del fin de la tierra y de la humanidad, tal y como la conocemos hasta ahora.

¿Cómo la hará desaparecer? Pues la levantará de esta tierra. A partir de ahí, la iglesia del Señor comenzará a vivir para siempre en la gloria del Señor. Mientras que en la tierra, puede que algunos lleguen aun a celebrar que "aquellos cristianos intolerantes" hayan desaparecido. Otros dirán que desaparecieron por acto de los OVNIs. Lo cierto es que se instaurará un nuevo orden mundial, con el llamado "Anticristo" a la cabeza, que entre otras cosas impondrá una marca (probablemente será un chip o algo por el estilo) y perseguirá a muerte a sus opositores, entre éstos, cristianos tibios, que al momento del arrebatamiento serán hallados como las vírgenes insensatas, y que por lo tanto no habrán sido levantados porque no habrán sido verdaderamente parte de la iglesia del Señor. Pero nadie, excepto los conocedores de la Palabra de Dios, se estará imaginando que se habrá de venir encima el juicio de Dios sobre la tierra y la humanidad (por algo Jesús hizo referencia a los días de Noé antes del diluvio). Por lo que la iglesia del Señor no sólo será levantada para que viva eternamente en gloria, sino que también para preservarla del juicio de Dios sobre la tierra: "la gran tribulación".

Así que, Dra., sepa Ud. que Dios mismo le dará en el gusto, y hará desaparecer a Su iglesia de la faz de esta tierra. Si quiere puede celebrar cuando eso ocurra. Pero no quisiera estar en sus zapatos, cuando Dios esté enviando juicio sobre los que queden. Mientras tanto, por ahora aún existe oportunidad de escapar de ese terrible destino. La misericordia del Señor es grande para perdonar cualquier ofensa cuando hay arrepentimiento verdadero y deseo de servir al Señor. Aún es tiempo de acercarse al Señor, para luego desaparecer de esta tierra y estar para siempre con Él.

He dicho, caso cerrado.

lunes, 20 de junio de 2016

Juramentos

"Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede." (Mateo 5:33-37)

O sea, nadie debiera jurar. Lo dijo Jesucristo, y es Palabra del Señor. El único que puede hacerlo por Sí mismo es el infalible Dios verdadero, Él es el único que cumple sus promesas y juramentos. De contravenir esta ordenanza, acarreamos el tomar el nombre de Dios en vano (Éxodo 20:7, Levítico 19:12Deuteronomio 5:11). En los tiempos de Jesús en la tierra, se había tornado una costumbre el jurar, hasta por cosas triviales; entonces por querer involucrar a Dios como garantía de veracidad en cada palabra, los antiguos terminaban tomando el nombre de Dios en vano. Por lo que Jesús dijo que no debemos jurar, y como discípulos de él que somos, debemos ser veraces.

Pero ¡hay juramentos por todos lados! Estamos igual que en esos tiempos, hoy, sobre todo en países que fueron fundados bajo influencia del catolicismo romano, jurar se ha vuelto muy común y parte del lenguaje cotidiano, pretendiendo dar fuerza a una afirmación, y de esta forma quitando la solemnidad que encierra el hecho mismo de jurar. Y es común escuchar "te juro esto" o "te juro aquello" o bien "te juro que".

Pero además existen las llamadas declaraciones juradas; documentos que existen en determinados trámites, obligando a declarar bajo juramento para su continuación. En Chile, buena parte de los trámites que se efectúan con cualquier fin incluyen una de las famosas declaraciones juradas, y evitarlas cuesta mucho, por mucho que se proceda en forma honesta. Además este tipo de documentos no evita su uso malicioso.

Y también están las profesiones que se inician con un juramento. Médicos y abogados. El momento del juramento de ambas profesiones tiene solemnidad y marca al profesional de ahí en adelante con un ideal de servicio. Pero... en algún momento fallamos, porque no estamos exentos de error. Y lo que complica todo no es tan sólo el hecho de jurar, sino que además está el hecho de fallar a un juramento.

Pero para Dios... Dios no ha cambiado su parecer en cuanto a este tema, por lo que el solo hecho de pronunciar "juro" por la razón que sea, entra en conflicto con la prohibición establecida por Jesucristo. Un cristiano no necesita entrar en conflicto contra Dios jurando, para adquirir compromisos. A un cristiano le basta con un compromiso de palabra, si existe necesidad de documentarlo, se puede hacer también sin mediar juramento. A un cristiano le debiera bastar decir "sí" o "no", y proceder en consecuencia.

Puesto que un juramento liga fuertemente a quien lo hace, la solución es evitar todo tipo de juramento, sobre todo los más banales ("te juro que..."). Y en lo posible, proceder con cuidado para evitar tener que recurrir a trámites que incluyan una declaración jurada. Pero ¿qué se puede hacer en el caso de que uno ya está amarrado a un juramento?... ¿Qué pasaría con los médicos y abogados cristianos, o estudiantes cristianos de medicina y leyes?... ¿Qué se puede hacer en un país en donde están instituidas las declaraciones juradas en su burocracia?

A riesgo de ir en contra de la prohibición del Señor, no queda otra opción que sopesar el contenido del juramento y los alcances que pudiera tener. Sería posible mantener un juramento si es beneficioso para uno y/o para los demás, y que además no conlleva hacer un mal al mismo tiempo (esto incluye a médicos y abogados). Por el contrario, si un juramento conlleva una mala intención, ya sea consciente o inconsciente, y peor aún implica alguna acción antibíblica, se debiera renunciar a él. En estos casos, Cristo puede romper este tipo de cadenas, cuando existe arrepentimiento genuino. Y cuando la obligación de jurar viene establecida por el Estado, no queda opción sino proceder a conciencia, tomando en cuenta este otro mandato del Señor a sus siervos para con las autoridades nacionales. Y que Dios tenga misericordia de las naciones que ponen este tipo de piedras de tropiezo a sus ciudadanos, entre los cuales me incluyo.

jueves, 16 de junio de 2016

La manada pequeña

"No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino." (Lucas 12:32)
Después de un larguísimo receso, vuelvo a retomar lo que un día dejé de lado, para continuar hasta el fin. Y lo hago con un tema bien polémico, se trata más o menos de describir un perfil acerca de quién verdaderamente sigue a Cristo, y por ende, es salvo. (Actualización: Pensaba retomar mi blog con esta entrada, pero la he tenido que redactar de nuevo debido a que en un principio la había publicado, pero no sé cómo volvió a borrador y además se borró todo lo que había escrito).

La frase "manada pequeña" dice tan poco en el contexto, ¡pero a la vez dice mucho! El contexto nos dice que Jesús nos advierte acerca de la avaricia y el afán por las riquezas, y que en vez de eso, mejor nos ofrece depositar nuestra confianza en Dios Padre. Sin embargo me voy a centrar en la frase mencionada: "manada pequeña". ¡Es que desde que nació el cristianismo, el grupo de cristianos verdaderos ha sido todo el tiempo pequeño en comparación con la población mundial! Si a lo largo de la historia de la humanidad pudiéramos contar a los que han servido a Cristo, nos parecerían muchos en número; pero así y todo serían pocos en comparación con el resto de la humanidad no cristiana, entre éstos incluyo a muchos que dicen (o dijeron) ser cristianos, y que hoy están en el infierno. 


Según esta estadística, que data del 2012, el 31,5% de la población mundial declara ser cristiana (entendiéndose como parte de la "cristiandad", que se define como el conjunto de religiones que dicen ser cristianas; lo que no es lo mismo que "cristianismo"). Aunque se trata de una cifra del momento, creo que esta cifra no ha variado mucho a día de hoy. Obviamente el resto de la población no se declara cristiana, lo que haría de la "cristiandad" en sí un grupo minoritario, una especie de "manada pequeña" frente a la suma de quienes profesan religiones no "cristianas". Pero...

La misma fuente hace referencia a una estadística anterior, publicada en 2011. Ésta señala que el 50% de la cristiandad se declara católica, lo cual hace que el catolicismo romano no califique como "manada pequeña" (además los católicos creen erróneamente que Dios está con ellos por ser un grupo mayoritario). El resto se divide en protestantes, ortodoxia oriental y otros grupos, como el mormonismo, los testigos contra Jehová y sectas pseudocristianas. Cada uno de estos grupos por separado podría calificar como "manada pequeña"... pero es que los mormones y testigos Russellistas profesan doctrinas nada sanas... y la doctrina ortodoxa es muy similar a la católica...

En el citado estudio, bajo el protestantismo están englobados, entre otros, los provenientes de grupos disidentes a la ICR/IOO, previos a la Reforma y perseguidos en su tiempo por el catolicismo; grupos originados en la Reforma, movimientos posteriores como el pentecostalismo, e iglesias independientes. Pero es que en este estudio también se incluyó al movimiento adventista...

Hasta aquí llega la estadística, y lo que diga ahora pasa al terreno de la especulación. Pero sería posible decir que, exceptuando el adventismo, todas las denominaciones de sana doctrina se podrían ubicar dentro del protestantismo; pero no todos los grupos protestantes predican sana doctrina. Esto porque muchos grupos, de una u otra manera, han dejado de abrazar la verdad bíblica, y por tanto, han apostatado de la fe: caen por el ecumenismo, la corrupción pastoral, las disputas internas, el sectarismo, el egoísmo, la codicia, la infiltración camuflada de doctrinas antibíblicas, la falta de firmeza o permisividad, interacción con la política, el afán de agradar al hombre dejando de lado la enseñanza escritural, apostolitis, evangelio de la prosperidad, en fin, cualquier forma de dar lugar al enemigo de nuestras almas aunque sea un poco. Por lo que nos quedamos con las iglesias de sana doctrina que predican santidad y salvación con base bíblica, las cuales en su conjunto serían una "manada pequeña" con respecto al resto. Pero hay más...

Recordemos que cada iglesia se compone de hombres y mujeres, y es en este instancia en la que se podría aplicar la parábola de las diez vírgenes. Por lo que se podría decir que la mitad de los congregantes del conjunto de iglesias de sana doctrina está haciendo cualquier cosa menos velar ante la inminente llegada del Señor, como las vírgenes insensatas; lo contrario a la otra mitad que está preparada y vela día a día por mantenerse en santidad y llena del Espíritu Santo. Por lo que esta sí que vendría siendo verdaderamente la manada pequeña que busca al Señor día y noche; es realmente un grupo muy minoritario comparado al grupo que no es parte de la manada pequeña, y vuelvo a decir que desde el principio ha sido así. Y precisamente esta manada pequeña practica, entre otras cosas, lo señalado en el contexto del versículo que encabeza esta entrada.

Con todo, puedo decir que la misericordia de Dios es tan grande, que puede que encontremos creyentes genuinos en denominaciones que no practican la sana doctrina, o que incluso los encontremos en el catolicismo, o en las sectas. Pero el que empieza de verdad a creer en Dios, ha de darse cuenta tan pronto como sea posible de la falsedad de la enseñanza de las mencionadas, por lo que se verá instado a salir de ahí para no poner en riesgo su salvación. Y por otro lado, asistir a una iglesia donde se practique la sana doctrina, si bien garantiza el conocimiento de los temas bíblicos, no garantiza en ningún caso la salvación, LA CUAL LLEGA SÓLO AL MOMENTO DE ACEPTAR AL SEÑOR JESUCRISTO EN EL CORAZÓN, al confesarle como Señor y Salvador, y estar dispuesto a morir al pecado y vivir para Cristo.