sábado, 1 de octubre de 2016

Amuletos

"Por tanto, así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra vuestras vendas mágicas, con que cazáis las almas al vuelo; yo las libraré de vuestras manos, y soltaré para que vuelen como aves las almas que vosotras cazáis volando. Romperé asimismo vuestros velos mágicos, y libraré a mi pueblo de vuestra mano, y no estarán más como presa en vuestra mano; y sabréis que yo soy Jehová." (Ezequiel 13:20-21)

Las "vendas y velos mágicos" que describe este pasaje son un claro ejemplo de amuletos, fetiches o talismanes, que no son otra cosa sino objetos, a los cuales se les atribuye un poder sobrenatural; de los cuales hay para todos los gustos, y en variadas formas, y para distintos fines. El fetichismo, palabra que describe la práctica de asignar poderes a objetos, es otra forma de idolatría, y parte de él está relacionado estrechamente con la iconolatría, de la cual hablé en otra entrada. Por lo cual, no está de más decir que Dios aborrece toda práctica idolátrica, tanto observable como no observable.

Desde antiguo se piensa de que se ha requerido una acción de brujería, un encanto o un hechizo, para atribuir poderes a un objeto. Pues bien, he observado que no se necesita ser brujo para hacer de cualquier objeto un amuleto. Como cualquier forma de idolatría, el fetichismo reside también en el hombre, y tal como en el caso de la iconolatría, hay quienes forman objetos específicamente con el fin de que sean usados como amuletos, y hay quienes tienden a hacer de cualquier objeto un amuleto, por mucho que ese objeto no haya sido formado para ese fin. 

Como mencioné, hay de lo más variado en este tipo de objetos, pero lo más usual es ver cintas, medallas, pulseras, entre otros... hasta crucifijos. Se usan para distintos fines: espantar males, proteger la salud, atraer la buena suerte, atraer el amor, mejorar las finanzas, conseguir protección angélica y/o divina, sentir la presencia de alguien fallecido, entre muchos otros fines. Claro, para el hombre es totalmente atrayente pretender que conseguirá lo que tanto anhela con sólo portar alguno de estos objetos, así de fácil, ¿no? Es típico ver cintas rojas para los recién nacidos para evitar el famoso "mal de ojo", medallas y pulseras de "santos" (pues no es lo mismo un santo de Dios que un "santo" del romanismo) para protección celestial, crucifijos con este mismo fin además de otorgar "bendición" a quien porta alguno, etc. No faltan los que se aprovechan del deseo humano de bienestar fácil, y lucran con ello: se me viene a la mente la "pulsera de los 11 poderes" que por lo demás sólo sirvió para llenar los bolsillos de su mentor; y por el lado pseudocristiano, aparte de la venta de artículos "benditos" en el catolicismo romano, también tomo en cuenta la venta de artículos "benditos" de la IURD (Pare de Sufrir).

Dados estos ejemplos, es increíble la facilidad con la que el hombre se deja engañar, depositando su fe en objetos sin poder intrínseco ni representativo, demostrando su total ignorancia y falta de confianza en el Dios verdadero. Y no hace falta decir quién está detrás de todo este engaño, mediante el cual mantiene lejos de Dios a quienes participan de él a cambio de una falsa sensación de esperanza o bienestar.

Todo esto surge del paganismo, que engloba creencias populares, superstición y religiones variadas, entre éstas el catolicismo romano. Desde este punto de vista, todo objeto es susceptible de transformarse en un amuleto, sean o no tales objetos formados para ese fin, según qué creencias aprendidas tenga una persona o un grupo. Para un hechicero o charlatán, es fácil formar un objeto especialmente hecho para "espantar males" o "atraer la buena suerte". Asimismo, para los que participan de una religión pagana, tampoco es complicado hacer estatuas, medallas, pulseras, colgantes, grutas. etc. originadas en el contexto de esta creencia, para "espantar demonios" o "sentirse más cerca de Dios".  Y así de fácil es también, que un grupo de personas declare que un trozo de cinta roja, que puede servir para cualquier cosa, sirva para "espantar el mal" y/o "atraer la buena suerte" cuando se amarra en una muñeca. Y, según qué creencias tenga, fácil es también para una persona invocar a algún fallecido portando una fotografía.

Queda en evidencia la hipocresía del catolicismo romano al enseñar que Dios reprueba la adoración de imágenes y la confianza en objetos "mágicos" practicada por el resto de la religiones paganas, y al mismo tiempo enseñar que Dios apoya las imágenes formadas bajo su doctrina, enseñando de que estas imágenes son representativas de santos, mártires, e incluso de Jesús mismo, camuflando cualquier acto de adoración llamándolo "veneración", "reverencia", "muestra de respeto", "saludo" o "petición de intercesión" (de paso, distorsionando completamente estos conceptos), y enseñando también de que se es más bendecido al portar objetos como crucifijos, medallas, pulseras de "santos", escapularios y rosarios, sobre todo si hay un acto de "bendición" desde el clero. Todas estas prácticas son enseñadas bajo una doctrina que las hace ver como agradables a los ojos de Dios, pero son prácticas exactamente iguales a las del resto de las religiones paganas, con el agravante de involucrar al Señor que reprueba todas estas cosas. Y todavía tienen el atrevimiento de afirmar de que sus imágenes son aprobadas por Dios, sólo porque surgen de "la iglesia que fundó Jesucristo".

Sabiendo que Dios reprueba todo esto, un cristiano se aleja de todas estas prácticas; existiendo un Dios Todopoderoso, ¿para qué depositar la fe en objetos hechos por mano de hombre para obtener algún beneficio sobrenatural? Si el Señor no necesita de ninguna de esas cosas para actuar, le basta la fe, por la cual se le pide a Él mediante oración, si uno entrega su vida a Él según Sus ordenanzas, Él lo hará todo posible, protegerá, prosperará y dará fuerzas para seguir adelante. Para la fe genuina en Dios, cualquier cosa que se pueda ver y/o tocar, sobre la cual se crea que al que lo tenga le irá mejor, no es sino un estorbo.

Bendiciones.